CÓMO AUMENTAR LAS VENTAS

"Somos la única publicación que entrega los reportajes a sus lectores SIC, tal cual han sido registrados por los grabadores, con pausas, inconvenientes, genialidades, toses y desastres", afirmaba el Editorial del Nº 5 de la revista. La historia que justificaría esa frase empezaba dos números antes cuando Oskar llamó a la "free-lance" Alicia Galotti a su oficina:

-¿Pensaste algún reportaje para hacer?

-Sí, Oskar, ya te dije, quiero entrevistar a algún político...Horacio Sueldo, Mor Roig...

-No digas boludeces. Basta de políticos. Son viejos, aburridos y están en todos lados. Vas a entrevistar a Ringo Bonavena y si no me traes fotos de él en slip, te rajo.

-Pero Oskar, le tengo rechazo a ese tipo...

-Tapate la nariz, si querés. Pero no te olvides que me interesan más las fotos que el reportaje. ¡Y que se le vea bien el bulto!

Alicia salió pegando un portazo pero sabiendo que la rebeldía quedaría en eso. Ese martes, la periodista llegó puntualmente a la casa de Ringo con su grabador en mano y temiendo ser violada por esa bestia. Se encontró con un musculoso inseguro y fanfarrón. Antes de apretar el botón de "REC" se dedicó a crear un clima propicio. Mucha charla "off the record" para aflojarlo y entrar en confianza. Empezó preguntado suave ("¿te sentís un poco el playboy de Buenos Aires?") y cada tanto mandaba una de calibre grueso ("¿tuviste experiencias homosexuales?", "¿no te encantan las revistas pornográficas?"). Pero lo escandaloso para la época y para los lectores de revistas, fueron las respuestas que el boxeador escupió durante tres horas ("Las pibas de barrio son para casarse y para divertirse son las otras, las que van a un boliche a tomar un copa y te las podés levantar. Son las que enganchás así no más"; "Los anticonceptivos son una porquería, con eso se estropea a las mujeres. Lo que habría que hacer es legalizar el aborto, como en los Estados Unidos. Aunque no sé, igual aquí la gente se las rebusca. Si tenés 50.000 mangos ya podés hacerlo sin problemas")

Por la mitad de la charla apareció el fotógrafo Carlos Suárez. Entre los dos lo convencieron para que muestre sus atributos. Alicia había conseguido las fotos en slip, un reportaje escandaloso, una invitación a cenar del campeón y salir de ese departamento sin ser violada.

Satiricón Nº 4. La redacción atestada de cartas con una palabra en común, "Ringo". Homosexual, reprimido, machista, carne de diván, descerebrado, deficiente mental, impotente, carne con ojos fueron algunos de los adjetivos destinados a Bonavena, a los que hay que sumar una carta (real bajo juramento) de la Liga de Homosexuales "La Mariposa" invitándolo a unirse a sus filas.

Por eso, y por todas las cartas que siguieron llegando, y por el aumento espectacular de la tirada, y por nuestras ganas de seguir revolviendo el avispero, apareció el Editorial del Nº 5.

En el número extraordinario de diciembre del '73, se hacía un agregado al famoso editorial: "'Somos la única publicación que entrega los reportajes a sus lectores SIC, tal cual han sido registrados por los grabadores, con pausas, inconvenientes, genialidades, toses y desastres' Rotunda afirmación de Oskar Blotta en el Editorial del Nº 5 que escribió mientras tachaba furiosamente frases que no le gustaban de un reportaje Sic de Alicia Galotti".

En todo proyecto impulsado por gente joven, se necesita contar con gente de experiencia y eso es lo que buscamos desde el primer número, teniendo en cuenta la trascendencia que podía tener la participación de grandes firmas. Y las tuvimos. Cesar Bruto, Oski, Blotta padre, Landrú, Flax y ... Carlos Duelo Cavero. De todos ellos, quien más se comprometió con el proyecto fue Don Carlos.

Carlos Duelo Cavero llegó a la redacción de la mano de Oskar Blotta padre. Lo había conocido cuando Duelo dirigía la vieja Leoplán. Tamaño cartel lo hacía acreedor del cuadro de honor dentro del staff de Satiricón.

Don Carlos acercó desinteresadamente y sin que se lo pidiéramos, sus consejos y su sabiduría además de sus columnas, publicadas más por llenar una página que por las bondades del material: el programa 'Desvístase sin miedo' está tocando su fin. Ha sido una noche triunfal. El rating se ha ido a las nubes. El maestro de ceremonias aúlla una despedida prometiendo para la próxima semana otra veda a los prejuicios idiotas y al pudor burgués (¿!!?). Como Director Responsable de "Satiricón" siempre me las ingenié para publicar sus columnas, aunque no tuvieran mucho que ver con el material de la revista.

-Escuchemé, usted es un hombre como yo, ¿no les parece que se les va la mano?

-Don Carlos, deles tiempo, ya van a entender.

Acto seguido lo derivaba a Andrés Cascioli (especialista en atención a gerontes, como se ve), quien lo escuchaba con estoicismo. En medio de la euforia era una voz que llamaba a la reflexión.

-No puede ser, un periodista de mi categoría no puede estar metido en una revista así, se burlan de todo. Algunos dibujos son francamente obscenos.

-Don Carlos, no se ponga así...

-¿Cómo que no me ponga así? Cuando me llamaron, pensé que era para algo serio. Esto es un pasquín.

-Sus columnas nos interesan...

-¿Mis columnas? ¡Aparecen perdidas en un mar de procacidades!

-Esas columnas son una mierda

La frase fue dicha en una de las tantas reuniones creativas. La situación se hacía insostenible. Ninguno de los jóvenes y brillantes periodistas responsables de la revista estaba dispuesto a escuchar consejos de nadie, por más experimentado que fuera. Ni Cascioli tenía ganas de prestarle un segundo más de su tiempo para escuchar huevadas.

-La culpa es de esos dos

-¿Qué dos?

-Mactas y Ulanovsky

-Don Carlos...por favor, no vea fantasmas.

-¿Fantasmas?

-Oskar es otro desde que esos dos llegaron...lo noto muy acelerado.

-Pero la revista va bien.

-Si, pero, ¿a qué costo? Al costo de violar normas elementales de buen gusto. Si el objetivo es vender y nada más, háganlo sin mí.

Don Carlos cargaba las culpas sobre Mario Mactas a quien responsabilizaba por el camino lujurioso que había tomado la revista. Mentiría si dijera que Duelo Cavero era objeto de burlas. En rigor de verdad, apenas si existía para Cascioli y para mí. El resto estaba muy ocupado en explotar al máximo la sorpresiva fama que les deparó participar de Satiricón.

Mientras Don Carlos protestaba, el Círculo Hermético desarrollaba sus actividades. Algunos miembros del staff levantaban minas en el bar "La Paz", hacíamos fiestas en "Mau-Mau" y bajábamos botellas de whisky en cantidades desproporcionadas. La mayoría prefería el importado, pero como Royal Command era el anunciante de la contratapa, nos conformábamos con lo que había.

-Esto sobrepasó todos los límites.

En circunstancias normales, hubiera intentado calmarlo, pero estaba en un mal día sólo atiné a mirarlo.

-¿Y? ¿Qué me dice? No se quede callado. ¿Cómo van a poner un inodoro en la tapa?

-Fue idea de Andrés- don Carlos me miró con furia

-Debió impedirlo

Esa fue mi última conversación con Don Carlos. Días después Oskar me llevó a su oficina.

-Tu amigo nos mandó un telegrama

-...

-Don Carlos

-Amigo de tu viejo...

-Con vos se llevaba bien.

-¿Que dice el telegrama?

-No sé. Lo tiré. Pero no importa. Parece que no va a hacer más su columna.

Con Don Carlos, desaparecía de la revista el último exponente del humor tradicional. Hasta "Satiricón", las revistas humorísticas habían tenido su grado de audacia, pero esto iba mucho más allá. Era como una patada en el bajo vientre.

Años después, Don Carlos siguió echándome en cara aquella experiencia.

-Eran todos muy jóvenes, Don Carlos, pensaban que podían hacer cualquier cosa, que eran impunes, se sentían Gardel y sus guitarristas. Eran eternos, Don Carlos.

-Todo lo que quiera, pero ¿cómo van a poner un inodoro en la tapa? Esas no son cosas de hacer señor, no son cosas de hacer...