ÚLTIMOS MOMENTOS

-Oskar... teléfono

-¿Quién es?

-Un tal Planchadel Jaramillo

-¿Quién?

-No sé... Planchadel Jaramillo

-... a ver... pasámelo. ¿Hola?

-Hola, aquí hablando Planchadel Jaramillo. ¿Hablo con el hacedor del milagro?

-¿Perdón?

-¡Sí, tío!. No seas modesto. Si hasta España ha llegado el eco del éxito de tu revista. ¡Que "Satiricón" es un boom en toda Europa y por eso viajo!.

-No termino de entenderlo.

-Pues hombre, que he venido a comprar los derechos de tu revista para lanzarla en toda Europa. Mira, te estoy hablando desde Madrid. Mañana a las cinco de la mañana llega mi avión a Ezeiza. Te espero allí y charlamos del negocio de "Satiricón Europa"

-Pe... pero...

-Me reconocerás por mi barba entrecana y (click)

-Hola. Hola...

En la redacción todos trabajábamos normalmente cuando Oskar salió de su oficina.

-Muchachos, nos vamos para arriba. Me acaba de llamar un gallego. Mañana viene a Argentina a comprar los derechos de "Satiricón" para toda Europa.

-¡Que bárbaro Oskar!

-Es un negocio muy grande.

-Yo sabía que iba a funcionar.

-Es que los gallegos no son giles.

Todas esos juicios entusiastas de la gente de la redacción le daban vuelta en la cabeza a Oskar cuando a las ocho de la mañana del día siguiente volvía en su auto de Ezeiza sin haber encontrado a ningún Planchadel Jaramillo y habiendo quedado en ridículo con siete canosos de barba.

Todavía con cara de dormido entró a la redacción con un saludo poco cordial:

-¿Quién fue el hijo de puta?

-Pero hombre, que no tienes sentido del humor. Que si sigues así compraré los derechos de "Patoruzú" que es más o menos lo mismo que lo que hacen ustedes- decía Mario "Jaramillo" Mactas para terminar de hacer engranar a Oskar. Todos reíamos menos él.

Pero la broma fue capitalizada positivamente por nuestro Director Irresponsable. Satiricón estaba pegando en la gente. Cada escándalo sumaba lectores y Oskar, inquieto como siempre, se apareció con una nueva idea bajo el brazo.

"National Lampoon" fueron las dos palabras que abrieron la reunión en la que estuve con Ula, Cascioli, Trillo y Mactas. El nombre de una revista humorística norteamericana iba a servir de "fuente inspiradora" para una suerte de embrionario "Grupo Multimedia Satiricón". Desde señaladores hasta una película, desde libros hasta un programa televisivo, todo tenía que ser invadido por el sello "Satiricón" con el estilo "Satiricón" para la gente "Satiricón". Nadie se opuso y Trillo desde la redacción y Mauricio Farberman desde afuera empezaron a planear la invasión. La idea asomó con fuerza y los proyectos de menor envergadura como los libros, los señaladores o la colección encuadernada y autografiada a mano por la gente de la revista fueron un golazo. El resto quedó archivado.

En setiembre de 1974, cuando la revista había pasado de los para la época despreciables 27.000 ejemplares del número 1 a los 250.000 del número 22 ("qué más quiere por $8"); cuando el director de la revista española "Bang" (y no era Planchadel Jaramillo) enviaba una carta a Oskar Blotta en la que expresaba que por considerar a "Satiricón" la mejor publicación humorística que se editaba en el mundo, iban a dedicarle un número de su voluminosa revista reproduciendo notas y material gráfico; cuando la revista alemana "Pardon" escribía una carta pidiendo la colección completa y ofrecía un canje de material humorístico, un decreto determinaba la clausura de "Satiricón". Aunque a Perón le divertía, la revista no caía bien a su entorno. Los medios periodísticos colegas, más que eco se hicieron "equito" del cierre y las oficinas de Viamonte 759 fueron bloqueadas con fajas de clausura. Ese día yo estuve allí. Jorge estaba en la puerta, con lágrimas en los ojos. Nos abrazamos. "¿Por qué las tiras que tapan las zonas impúdicas son negras y esas que están poniendo ahí son blancas?". Me miró, se sonrió y me dijo "Si todavía saliese la revista ese sería un buen pie de página".