MEDIOS LOCOS

-Socios de esta gran empresa nacional en convocatoria, tengan ustedes una de las noches más lindas de su vida. Esta es otra edición de "La Noticia Rebelde" como sólo "La Noticia Rebelde" puede ser. Habitualmente este es un programa que suele salirse del libreto. En este caso lo hará por culpa mía...

A medida que avanzaba en su manifiesto, Carlitos Abrevaya ganaba en seguridad, por primera vez desde que su cara se había hecho familiar en la televisión se sentía brindando un servicio. Aquél día de octubre de 1987 uno de los conductores del programa humorístico de más ráting del canal oficial (ATC) había hecho un alto en el camino para reflexionar, para invitar al debate acerca de un tema vital para el desarrollo de una sociedad democrática: los medios de comunicación.

-...y para terminar, un toque de optimismo fundamental: esto que ustedes vivieron acaba de ocurrir casi como una excepción en un medio de difusión argentino. Todavía cantamos, quien quiera oír que oiga y el que no, una deuda externa tendrá.

Detrás de las cámaras sus compañeros de elenco esperaban para arrancar con la rutina, una rutina que ya llevaba casi dos años y que había transformado a "La Noticia Rebelde" en uno de los programas de más audiencia del canal.

"La Noticia..." había nacido por casualidad: dos proyectos muy parecidos habían ido a parar a la oficina del interventor designado por el gobierno. Uno de ellos estaba impulsado por Raúl Becerra y Adolfo Castelo, quienes habían tenido una experiencia exitosa durante la dictadura militar con un programa titulado "Semanario Insólito", que salía al aire los domingos por la noche y en el que además participaban Raúl Portal y Virginia Hanglin.

El otro proyecto era impulsado por dos humoristas de larga trayectoria gráfica y radiofónica: Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya.

El interventor llamó a todos y logró interesar a un productor independiente para la realización del engendro. El primer día hábil de 1986 se emitió el primer programa de "La Noticia Rebelde". En la conducción estaban Carlos Abrevaya, Raúl Becerra, Adolfo Castelo, Jorge Guizburg, y desde exteriores, y practicando deportes arriesgados, Nicolas Repetto. La producción estaba a cargo de Raúl Naya & Asociados y desde su despacho el interventor, Mario Sábato, chequeba la salida al aire.

El comienzo no pudo ser peor. El ráting no acompañaba, el producto no terminaba de afirmarse y ninguno de los involucrados parecía estar conforme. Por si fuera poco se sentían inseguros. Sábato los empujaba hacia el riesgo pero en el grupo algunos se preguntaban qué sería de ellos si Sábato caía, un hecho casi previsible. ATC siempre fue un tembladeral estuviera el gobierno que estuviera.

-Usemos la libertad

-Yo creo que tenemos que andar con cuidado. El sistema se puede resentir.

-Dejáte de joder, si Mario nos da vía libre.

-Hay que ver hasta cuando tiene vía libre él...

-No sean pesimistas.

-Yo soy realista. ¿O te olvidas lo que pasó el otro día con el reportaje?

-Era una Madre de Plaza de Mayo. Está bien que nos hayan puesto un límite.

-No. Así se empieza a perder el manejo del programa.

-No. Así se empieza a ser conciente de que estamos manejando un medio de comunicación y que hay una responsabilidad social ineludible y que...

-¡Finíshela con lo discurso!...

-Nos estamos yendo por las ramas. Decidamos que vamos a hacer.

Más de una vez el interventor y el productor tuvieron que meterse para aplacar los ánimos. Finalmente, y luego de un par de discusiones el programa empezó a andar bien, la demostración fue que una vez renunciado Mario Sábato, víctima del desgaste de la función pública a nadie se le ocurrió tocar a "La Noticia Rebelde".

Carlos Abrevaya se sintió reconfortado cuando terminó su arenga, pero no pudo festejar. En televisión, el tiempo es tirano y una vez que pasó el sorpresivo "Momento de Meditación" el programa siguió con su ritmo habitual. Pasó el invitado al reportaje, los soldados de la Legión Extranjera (Becerra y Guinzburg) que avanzaban por una Buenos Aires llena de baches y también se emitió la cotidiana parodia a las sesiones del Congreso, en la que todo el staff del programa representaba a un grupo de diputados llegados a la Cámara en representación del Partido Rebelde. En el sketch participaban auténticos diputados que confrontaban en arduos debates con los diputados rebeldes.

Dos días después, Carlitos volvió a utilizar la apertura. Esta vez para agradecer por la repercusión que había alcanzado entre la gente, ya que no entre los funcionarios, aquella reflexión seria acerca de la política comunicacional oficial y el manejo de los medios en democracia realizada en un programa humorístico.

Guinzburg y Abrevaya (Jerry Lewis y Dean Martin) comenzaron a sentirse cansados uno del otro. Jorge sentía que Carlitos no lo acompañaba de buen grado en los sketchs que necesitaban un exceso de histrionismo. Por su parte Carlitos veía a Jorge demasiado expansivo y poco propenso a la reflexión.

No hubo una pelea. Hubo cientos. Roces, a veces imperceptibles y otras evidentes que dañaban la convivencia. Comenzaron a ver la vida de otra manera. Así de simple, ellos que desde la secundaria se acompañaban, se cansaron uno del otro. Seguirían siendo amigos, se verían en forma más o menos periódica para trazar los lineamientos de la tira que junto con el dibujante oriental (uruguayo) Tabaré hacía para el diario "Clarín", "Diógenes y el Linyera". Pero la magia se había acabado y seguir juntos no tenía demasiado sentido. Entonces, se divorciaron de mutuo acuerdo.

No fue el único divorcio dentro del equipo de "La Noticia Rebelde". Castelo y Becerra, que formaban desde hacía años pareja como humoristas, también se separaron. Abrevaya y Castelo se quedaron con "La Noticia Rebelde". Lo ascendieron a Repetto y buscaron gente nueva proveniente del por entonces floreciente under porteño para armar el equipo.

Becerra y Guinzburg iniciaron un camino juntos cuyo primer fruto fue "Sin red", programa para el que reclutaron gente nueva proveniente del por entonces bla, bla, bla, bla, para armar el equipo. "La Noticia Rebelde" y "Sin Red" salían al aire en el mismo horario por distintos canales, ambos del Estado. Este hecho sirvió para ahondar las diferencias entre los dos bandos e incluso para que Abrevaya utilizara su nota quincenal en la revista "Hum(r)" para contestar a una comentario publicado en la revista donde un crítico se preguntaba: "si son iguales, ¿para que se separaron?". A lo que Carlitos respondió que si el crítico fuera serio se habría dado cuenta de que no eran tan iguales los programas en cuestión.

La primavera alfonsinista llegaba a su fin y con ella los productos culturales que había dado a luz.

Guinzburg y Becerra se separaron luego de una serie de fracasos y de peregrinar por diferentes canales. "La Noticia Rebelde" murió de muerte natural en los comienzos del nuevo gobierno. El interventor los dejó sin aire. No fue nada personal, apenas el fruto de cierta incopatibilidad de caracteres.

El público no extrañó demasiado a "La Noticia Rebelde" porque en muchos programas empezaron a verse cosas "inspiradas" en ideas de aquél.

Abrevaya publicaba en "Hum(r)", Guinzburg alternaba períodos de fuerte actividad con ataques de asma.

-La gente cada vez me entiende menos.- se quejaba Carlos mientras firmaba ejemplares de su libro "Medios Locos" (un esclarecido documento sobre... los medios de comunicación) que le acercaban animosos estudiantes de Ciencias de la Comunicación en la Feria del Libro.

Jorge lo intentó todo. Programas de entretenimientos, de humor, periodísticos...hasta que llegó "Peor es nada".

"Peor es nada" arrancó siendo un experimento delirante en el que lo acompañaron dos músicos. El uruguayo Leo Masliah, una extraña mezcla de Jacques Brel y Buster Keaton con bigotes a lo Groucho Marx y el negro Horacio Fontova, un rockero capaz de juntar en su repertorio a los Rolling Stones con Atahualpa Yupanqui. El programa duró en el aire menos de un mes.

Jorge recordó entonces cierta fórmula que le había dado buenos resultados en "La Noticia Rebelde", las parodias. Dos años después "Peor es nada" se transformaba en el programa humorístico de más ráting de la televisión argentina gracias a sus sátiras con bastante sexo y una buena carga de humor político. Fontova ganó algún "Martín Fierro", Guinzburg firmaba contratos millonarios, actuaba en teatro, tenía un programa periodístico en el cable del pool empresarial en el que trabajaba, pero el asma no lo abandonaba.

A Jorgito lo veo poco. Está demasiado ocupado. Con Carlos estuve los otros días tomando un café.

-Sé hacer un montón de cosas y no logré destacarme en ninguna.

-Que lo parió Carlitos, triste destino el del humorista argentino...

Nos miramos y terminamos nuestros cafés en silencio.